lunes, 21 de septiembre de 2009

GIOVANY SARTORY Homo Videns

En el libro de Homo Videns se centra la atención en la televisión, y la tesis de fondo es que el vídeo está transformando al “Homo Sapiens”, producto de la cultura escrita. En un Homo Videns, para el cual la palabra está destronada por la imagen. Puesto que nos encontramos en una rápida y cambiante revolución multimedia, es decir en una revolución digital. Esta revolución es ahora casi completamente tecnológica, de una gran innovación tecnológica.
Y a finales del siglo XX, el ser humano ha entrado en una crisis de pérdida de conocimiento y de capacidad de saber. La televisión lo ha convertido en un ciudadano que cada vez sabe menos de los asuntos públicos, es decir, de los asuntos que le habilitan para la ciudadanía. Puesto que la televisión empobrece drásticamente la información y la formación del ciudadano.
Actualmente la televisión estimula la violencia, y también informa poco y mal, con el fin de atrapar al receptor a que vea todas sus transmisiones, acto que está cambiando la naturaleza del hombre.
El mundo en el que vivimos a estado educando a los niños a través de la televisión, incluso antes de que aprendan a leer y a escribir. Baudrillard: “La información, en lugar de transformar la masa en energía, produce todavía más masa”.1
Es evidente que la televisión y hasta la radio destruye más saber y más entendimiento del que transmite. La radio porque habla también para los que no leen, aunque deben reducir más y debe ser mas breve, al menos cuando están transmitiendo las noticias. Y la televisión informa todavía más que la radio, en el sentido de que llega a una audiencia mucho más amplia. Ahora en estos tiempos las escuelas ofrecen la mala pedagogía y la degradación en la que se han permitido caer. Lo único que queda por esperar es que opongan al postpensamiento que estas mismas están ayudando a crear. Y que los padres sean más responsables con sus hijos, con lo que ven tanto en la televisión así como verificar el tipo de material que buscan en Internet, para no caer en la masa, que esta como un átomo recibiendo todo lo malo que se ha permitido exponer y mostrar a los espectadores cosas que puedan ver desde cualquier sitio, desde cualquier lugar y distancia, ya que estamos globalizados, es decir, que esta distribuido en todo el mundo.
El hombre vídeo-formado se ha convertido en alguien incapaz de comprender abstracciones, de entender conceptos, que han sido sustituidos por las imágenes. Y es cierto que una imagen puede valer más que mil palabras. Pero también es verdad que un millón de imágenes no dan un solo concepto. Entonces es por esto quizá el mundo de imágenes que nos ofrece el video-ver desactiva nuestra capacidad de abstracción y, con ella nuestra capacidad de comprender los problemas y afrontarlos racionalmente. La misma televisión refleja los cambios que esta produciendo en la sociedad y en su cultura; los cambios que promueve e inspira a largo plazo.
Lo que hace único al hombre es su capacidad simbólica “animal simbólico”(Cassier)2, por su lengua, arte, mito y religión. La definición de hombre como “animal racional” no ha perdido nada su valor. Pero un hombre que pierde la capacidad de abstracción es incapaz de racionalidad y es, por tanto, un animal simbólico que ya no tiene capacidad para sostener y menos aun para alimentar el mundo construido por el homo sapiens.
El hombre posee un lenguaje capaz de hablar de sí mismo, este reflexiona sobre lo que dice. El lenguaje no es solo un instrumento del comunicar, sino también del pensar. Lo que llevo a leer y tener algo que leer, fue hasta finales del siglo XV 3 con Gutenberg con quien la transmisión escrita de la cultura se convierte en algo potencialmente accesible a todos (con la Biblia impresa). Al culminar la reproducción impresa entre los siglos XVIII y XIX, llegó el periódico, que se imprime diariamente , de ahí viene su nombre “diario”.
Los avances tecnológicos se fueron dando. Primero la invención del telégrafo, después la del teléfono, inventos con los que desapareció la distancia y empezaba la era de las comunicaciones inmediatas. La radio ha llegado a ser gran difusor de comunicaciones, y, así como los libros, el periódico, el teléfono, la radio portan comunicación lingüística.
En cambio la televisión que está representada por imágenes cuentan y pesan más que las cosas dichas con palabras. Esta nos permite verlo todo sin tener que movernos: lo visible nos llega a casa, prácticamente y automáticamente gratis, desde cualquier lugar en donde te encuentres.
Lo que ha traído el progreso tecnológico es temor y rechazo, principalmente con el invento de la maquina industrial, porque según se decía y se dice hasta la fecha, que sustituye al trabajo del hombre.
La invención de la imprenta y el progreso de las comunicaciones no ha encontrado contrariedades relevantes; por el contrario, siempre se han aplaudido y casi siempre han gozado de animadas previsiones.3
Los medios de comunicación son numerosos y la televisión ha dejado de ser la reina de esta multimedialidad. Cabe destacar que los medios visibles en cuestión son dos, y son muy diferentes. La televisión nos muestra imágenes de cosas reales, es fotografía y cinematografía de lo que existe. Por el contrario, el ordenador cibernético nos enseña imágenes imaginarias. La llamada realidad virtual es una irrealidad que se ha creado con la imagen y que es solo realidad en la pantalla. Lo virtual, las simulaciones amplían desmesuradamente las posibilidades de lo real; pero no son realidades.4 Con esto nosotros los espectadores somos engañados muchas veces. Puesto que la televisión te muestra lo que quiere y te arrastra hacia sus ideales haciéndote creer que lo que te publican es real y la mejor idea a seguir, te influyen. También te persuaden a que compres cosas que realmente tu ni necesitas o te anuncian un producto x, que en realidad no sirve así como te lo anuncian y tu como consumidor terminas comprándolo.
La televisión esta produciendo una permutación, una metamorfosis, que revierte en la naturaleza misma del homo sapiens. Así pues los medios piensan dentro de nosotros y nos orientan a actuar en los modos que a ellos les conviene..
La televisión no es solo instrumento de comunicación; es también, a la vez paideía, un instrumento “antropogenético”, un médium que genera un nuevo ántropos, un nuevo tipo de ser humano.5




Desafortunadamente la televisión viene siendo la primera escuela del niño, la más divertida, y el niño es un animal simbólico que recibe su impronto educacional, en imágenes de un mundo centrado en el hecho de ver. El pequeño es como una esponja que registra y absorbe indiscriminadamente todo lo que ve, puesto que aun no posee la capacidad de discriminar lo malo, vidento e inservible.
Es verdad que la televisión abre al niño a imágenes, experiencias y emociones bastante superiores a las que los niños viven en su ambiente y en parte en bueno, pero, el niño formado en la imagen se reduce a ser un hombre que no lee, y , por tanto la mayoría de las veces, es un ser reblandecido por la televisión, adicto de por vida a los video juegos.
Porque la imagen se ve y eso es suficiente; y para verla basta con poseer el sentido de la vista. Y el niño que a crecido ante un televisor es transformado en un adulto sordo de por vida a los estímulos de la lectura y del saber transmitidos por la cultura escrita. Los estímulos a los que si es capaz de responder son casi exclusivamente audiovisuales.
Es cierto que la televisión beneficia y perjudica, ayuda y hace daño. No debe ser exaltada en bloque, pero tampoco puede ser condenada indiscriminadamente. Ya que esta entretiene y divirte, así como nos estimula frente a los progresos hay un regresión fundamental: el empobrecimiento de la capacidad de entender. Y estar frente a la pantalla horas tras horas nos lleva a encerrarnos, a aislarnos en casa.
Por lo que la televisión produce imágenes y anula los conceptos, y de este modo atrofia nuestra capacidad de entender, debido a que se esta convirtiendo al simple acto de ver, pero si se combinaran conceptos con las imágenes se reforzarían los conocimientos y seria perfecto para el hombre que lee y ve televisión. Porque la imágenes no dan por si mismas su total comprensión, esta tiene que ser explicada; y la que nos ofrecen en la televisión es algo insuficiente, es por esto que solo el acto de ver esta atrofiando la capacidad de entender.
Hoy en día la televisión compite contra la Internet por lo que este es también, una diversión, un entretenimiento. Pero al parecer la televisión resultara vencedora entre los perezosos, o los individuos que prefieren solo el acto de mirar; mientras que la Internet triunfara con las personas activas, las que quieren dialogar y buscar para interactuar entre ellas o para utilizarlo como educativo-cultural; puesto que el usuario que busca conocimiento e información en Internet la encuentra.
La Internet también pone en riesgo a los navegadores cibernéticos, si toman muy en serio esta navegación pues podrían perder el sentido de la realidad, es decir los limites entre lo verdadero y lo falso, entre lo existente y lo imaginario. Para ellos todo se convierte en trampa y manipulación y todo puede ser manipulado y falseado.6
Pero como las realidades virtuales son juegos que no tienen probabilidades de convertirse en realidades materiales, el negropontismo puede llegar a generar, en un extremo, un sentimiento de potencia alienado y frustrado, y en el extremo opuesto, un publico de eternos niños soñadores que transcurren toda la vida en mundos imaginarios. Por lo que la era digital representa la facilidad de la droga.7




La caracterización de la televisión es que entretiene, relaja y también divierte. Pero nos invade toda la vida, nos cultiva; a los niños, como a los adultos por medio de la “información”. Nos informa noticias de lo que acontece en el mundo, por lejano o cercano que sea, puesto que estamos globalizados.
Saber de política es importante aunque a mucha gente no le importe, ya que la política condiciona toda nuestra vida y nuestra convivencia, ya sea en la elección para los candidatos, porque la televisión condiciona fuertemente el proceso electoral o al gobierno.
La opinión publica es un dato que se da por descontado. Existe y con eso es suficiente.
Una opinión se denomina publica no solo porque es del publico, sino también porque implica la res publica, la cosa publica, es decir, argumentos de naturaleza publica: los intereses generales, el bien común, los problemas colectivos.8
Las opiniones siempre serán convicciones frágiles y variables, las cuales no requieren una prueba. La televisión elimina a los llamados lideres intermedios de opinión y se lleva por delante la multiplicidad de “autoridades cognitivas” que establecen de forma diferente, para cada uno de nosotros en quien debemos creer, quien es digno de crédito y quien no lo es.9 Pero para que esto sea mas creíble te engañan con imágenes mas que con palabras. Lo que se ve parece “real”, lo que implica que parece verdadero, porque tu ojo cree en lo que ve, y, por lo tanto terminas por aceptar todo lo que te presentan, te informan, persuaden, etc... y muchas veces te bombardean de información y realmente no la entiendes, solo la
acumulas, a pesar de que no sabes si te están informando o desinformando, es decir, que distorsionan y falsean la información.
Además, con la televisión cambia el criterio de selección de las informaciones o entre las informaciones. Actualmente la información que cuenta es la que se puede filmar mejor; y si no es así no hay ni siquiera noticia y es por esto que la noticia no se ofrece, pues no es “video digna.”10 ya que la fuerza de la imagen esta en la propia imagen. Todo lo que vemos en la televisión acerca de asesinatos, terremotos, incendios, inundaciones, etc... mueve nuestros sentimientos y la emociones, es por esto que la televisión se preocupa por presentar este tipo de imágenes para que veas algo que te llama la atención y disfrutas al verlo, que hacer un programa cultural o educativo, pues esto no atrae el morbo de la gente, y prefieren ver otras cosas, que a la vez promueven malos ejemplos y pueden ser dañinos.
No es absolutamente cierto que la imagen hable por si misma. Porque la televisión nos muestra las imágenes, pero la imagen no nos dice que ha pasado, sino un locutor que quiere mentir, o se le ha ordenado que mienta, con respecto al acontecimiento que esta mostrando la imagen, cuando esta pudo haber sido un fotomontaje o bien solo te hablan de lo que conviene y no te dicen la realidad de dicho acontecimiento.
No hay duda de que los noticiarios de la televisión ofrecen al espectador la sensación de que lo que ve es verdad, que los hechos vistos por él, suceden tal y como él los ve. Y sin embargo, no es así. La televisión puede mentir y falsear la verdad, exactamente igual que cualquier otro instrumento de comunicación.

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